OÍDO EXTERNO
Está formado por el pabellón auditivo o pinna y el canal auditivo.
El pabellón auditivo está constituido por una estructura cartilaginosa envuelta por tejido epitelial, que presenta musculatura en algunos animales (lo que les permite la rotación del pabellón auditivo y facilita la localización de la fuente de sonido), que se continua en un canal interno (externamente también cartilaginoso y que más internamente presenta una porción ósea).
Este canal desemboca sobre la membrana timpánica.

El pabellón auditivo actúa como embudo colector de las ondas sonoras, y su superficie con pliegues acentúa o atenúa frecuencias sonoras en función del ángulo de llegada de la onda sonora y de su propia frecuencia.
Por lo tanto, actúa como filtro de frecuencias fijas (llamado de tipo “notch”) dejando pasar unas frecuencias frente a otras.
Esta característica es esencial para la localización de fuente de sonido en el plano vertical y de gran ayuda en la localización de la fuente de sonido en el plano horizontal por medio de un solo oído (monoaural).
El canal auditivo es un tubo cerrado; cartilaginoso en su porción más externa y rígido óseo al final. Esto provoca que presente un efecto de resonancia (alcanzando su máximo a frecuencias alrededor de 3 kHz).
A modo análogo a cuando al soplar en una botella de vidrio, en función del líquido remanente en la botella, se escucha un sonido más o menos grave.
La resonancia en el canal interno es selectiva y es mayor para sonidos de frecuencias entre 2-5KHz (rango normal de la voz humana) amplificando este rango de frecuencias en una intensidad de unos 15-20dB respecto a la intensidad del sonido a su llegada al pabellón auditivo.