MANUSCRITOS, IMPRESOS Y PROBLEMAS DE ATRIBUCIÓN
Quevedo no publicó en vida su poesía, salvo contadas excepciones: en antologías, colecciones de romances y pliegos sueltos.
Existen testimonios fehacientes de su voluntad de imprimirla de acuerdo con un preciso diseño editorial, basado en criterios temáticos (a los que se superponen en ocasiones los estróficos), relacionados con los atributos de las nueve musas del Parnaso.
La muerte le sobrevino en 1645, antes de que pudiese terminar el proyecto, que pasó así a depender de un amigo, el erudito González de Salas, con quien había compartido las labores de organización del conjunto.
Este humanista consiguió completar el volumen, con grandes desvelos debido a su afán de recuperar los materiales dispersos en dos circunstancias sucesivas: la prisión de Quevedo, entre 1639 y 1643, y su fallecimiento.
Pero la publicación póstuma, impresa en 1648 con el título de El Parnaso español, abarcó sólo dos tercios de lo proyectado, seis de las nueve musas; las tres restantes se reservaron para una ulterior publicación que, muerto González de Salas en 1654, se postergó hasta 1670, fecha en la cual el sobrino de Quevedo, Pedro Aldrete, consiguió publicar Las tres musas últimas castellanas, fruto de un proceso un tanto irregular.
El Parnaso español abarcó sólo dos tercios de lo proyectado, seis de las nueve musas; las tres restantes se reservaron para una ulterior publicación en 1670.
Un número importante de poemas no fueron publicados en las mencionadas ediciones, sino impresos en antologías y volúmenes ajenos, o copiados en manuscritos, muchos de ellos sin autoría explícita. Y una parte significativa de ellos presenta aún problemas de atribución.
La complejidad de la tarea filológica deriva de la escasez de autógrafos conservados, la multiplicación de copias de textos satírico-burlescos copiados sin nombre de autor y la abundancia de versiones variantes de poemas reescritos por Quevedo por razones de diversa índole: a la lima literaria, estilística, se suma en ocasiones la censura y la autocensura.