PARNASO Y TRES MUSAS
Todas las ediciones de la poesía completa de Quevedo durante los siglos XVII, XVIII y XIX preservaron la organización de los libros póstumos de 1648 y 1670, hasta la edición de Janer.
Pero las cuatro ediciones publicadas en el siglo XX desbarataron la organización en nueve musas: primero la de Fernández-Guerra y Menéndez Pelayo; después las de Astrana y Buendía; finalmente, la de Blecua, que hizo desaparecer el diseño inicial, con una organización por temas.
La reivindicación de la ordenación en musas por parte de Crosby se tradujo en una progresiva recuperación de la disposición editorial del siglo XVII, en ediciones de musas individuales, las del Parnaso, o antologías basadas en la división primigenia en nueve partes.

Hoy se admite que es preciso conservar la estructura y el contenido de ambas ediciones póstumas. Pero tiende a subrayarse la corrección del Parnaso frente a los errores de Las tres musas, que, según Pedraza, «ha sufrido el juicio sumarísimo de muchos de los filólogos que se han acercado a su texto». Por cuatro razones básicas:
- Incluye poemas apócrifos.
- Repite algunos poemas en el volumen.
- Reimprime textos del Parnaso.
- Es una edición descuidada.
Las tres musas se imprimió con errores, pero el diseño general resulta creíble: diversos testimonios acreditan que la estructura de su poesía completa en nueve musas responde a la voluntad de Quevedo.

Hay indicios además de que algunas agrupaciones parciales de poemas en Las tres musas, como los sonetos pastoriles de Euterpe y los sacros de Urania, proceden directamente de González de Salas e incluso incluyen sus notas.
Adicionalmente, el contenido de Las tres musas ofrece una rica muestra de modalidades relevantes en su obra: las silvas, la poesía religiosa o la lírica pastoril.
Exige adoptar algunas decisiones editoriales de relieve, pero ni ellas ni el hecho de haber incluido algunos poemas apócrifos anulan su valor en la historia de la transmisión textual de la lírica quevedesca.
Existe un notable desequilibrio entre los estudios dedicados a los libros de 1648 y 1670.
Las dificultades ecdóticas que plantea Las tres musas han limitado la atención crítica hacia dicho conjunto poético. Es la parcela de la lírica quevedesca más desatendida, si exceptuamos los poemas no incluidos en las ediciones póstumas, la llamada «musa décima», y los poemas atribuidos pero no del todo seguros.
Merece mención especial la edición facsímil de Prieto, con prólogo de Pedraza, pues ofrece una lista precisa de textos espurios, con indicación de su verdadero autor cuando se conoce.
Edición crítica del Grupo Quevedo de la USC
Para paliar esta importante laguna que afecta al conocimiento de la poesía completa quevedesca, el Grupo Quevedo de la USC ha abordado la edición crítica de este conjunto, atenta a las fuentes textuales conservadas, en particular el impreso de Las tres musas publicado en 1670.
El proyecto, con financiación nacional y periodo de ejecución entre 2022 y 2025 (Ref. PID2021-123440NB-I00), incluye también la anotación filológica de los poemas, pues el libro de época apenas contiene aclaraciones.
Frente a las seis musas publicadas en 1648, que apenas plantean dificultades textuales al editor, la segunda edición póstuma está afectada por complejos problemas ecdóticos, cuya solución definitiva incidirá positivamente en el esclarecimiento del problema general de toda la lírica quevedesca.
Es además un paso lógico en la trayectoria del Grupo Quevedo, que sigue los pasos de la edición crítica y anotada de las Obras completas en prosa dirigida por Alfonso Rey, publicada por Editorial Castalia en 8 volúmenes, entre 2003 y 2020.
Teniendo en cuenta las tareas pendientes, ecdóticas e interpretativas, hemos delimitado tres objetivos fundamentales:
Configuración de Las tres musas
Primero, la configuración coherente del libro de Las tres musas, excluyendo los apócrifos y los poemas de atribución dudosa definitivamente y reorganizando los materiales allí donde resulte imprescindible. Además, hay que recuperar ciertos poemas omitidos por Blecua y cambiar la ubicación de otros.
Edición crítica de todos los poemas
Segundo, la edición crítica de todos los poemas, algo menos de 200. Ello implica el cotejo de las fuentes textuales, manuscritas e impresas, así como la fijación del texto crítico, modernizando sus grafías, acentuación y puntuación.
Este último aspecto es esencial: numerosos pasajes de Quevedo no siempre están bien puntuados, lo que impide la cabal interpretación de los poemas.
Anotación sistemática
Tercero, la anotación sistemática de los textos.
En ciertos casos se completará o actualizará lo ya hecho; en otros, mayoritarios, se iniciará una tarea nunca antes abordada.
La lengua quevedesca posee una complejidad extraordinaria, que demanda aclaración del léxico, explicación de numerosas dificultades sintácticas, exégesis de pasajes oscuros, indicación de fuentes literarias e identificación de alusiones históricas.