ESTRATIGRAFÍA GEOARQUEOLÓGICA

Para poder comprender de manera adecuada la formación de este tipo de depósitos es necesario identificar los procesos implicados en la formación de su estratigrafía. Para ello se emplea una serie de métodos de rutina que van desde la descripción en campo de la estratigrafía al empleo de técnicas para determinar propiedades físicas y composicionales de los suelos y sedimentos.

Formaciones sedimentarias y suelos

En este sentido, conviene profundizar en las diferencias entre suelos y sedimentos y familiarizarse con el concepto de edafogénesis.

Formaciones sedimentarias

Las formaciones sedimentarias están compuestas por material no consolidado de origen lítico u orgánico, que se acumula en capas (estratos) sobre la superficie terrestre, resultado de procesos de meteorización (química, física o biológica), erosión, transporte y sedimentación. En general, los sedimentos suelen tener bajos contenidos de materia orgánica y tienden a acumularse durante fases de inestabilidad, y pueden ser depositados rápidamente. Las formaciones sedimentarias tienen estratigrafía, es decir, poseen varias capas, de disposición más o menos horizontal – paralela a la superficie del terreno.

Formación sedimentaria de Loess

Figura 15. Formación sedimentaria en el Parque Nacional Capitol Reef Fruita, USA

Suelos

Los suelos, sin embargo, se forman por la acción de procesos de adición, pérdida, transformación y transferencia de materiales sobre un material de partida preexistente. Es decir, son el producto de procesos post-deposicionales. Según las definiciones clásicas se consideran entes naturales formados en la superficie de la Tierra como resultado de la interacción de varios factores de formación (clima, organismos, relieve, material de partida y tiempo). Debido a las múltiples interacciones entre estos factores, distintos materiales de partida pueden dar lugar a un mismo tipo de suelo y materiales iguales pueden dar lugar a la formación de distintos tipos de suelos. El conjunto de procesos que da lugar a la formación de los suelos se conoce de manera genérica como edafogénesis. La edafogénesis conlleva la diferenciación vertical en capas con propiedades morfológicas, físicas, químicas, mineralógicas y biológicas diferentes de las del material de partida, que reciben el nombre de horizontes de suelo. Los horizontes más característicos son:

  • Horizonte O: dominados por restos orgánicos, mayoritariamente de origen vegetal
  • Horizonte A: generalmente de color oscuro, mineral pero rico en materia orgánica
  • Horizonte B: generalmente de color ocre-rojizo, mineral y pobre en materia orgánica
  • Horizonte C: material de partida de partida del suelo, poco o nada transformado

Figura 16. Esquema de los horizontes típicos de un suelo. (Fuente: elaboración propia OLC)

Técnicas de rutina en geoarqueología