INTRODUCCIÓN

La investigación paleoambiental estudia cómo era el clima y las condiciones ambientales del pasado. Por la gran cantidad de procesos ambientales que pueden ser aproximados, se trata de un ámbito de estudio típicamente multidisciplinar.


La investigación paleoambiental trabaja en escalas de tiempo largas (tiempo geológico), habitualmente centradas en el cuaternario, y siendo de especial relevancia para la arqueología aquellas centradas en período Holoceno (los últimos ~10.000 años). La imposibilidad de aproximar mediante métodos directos la medida de variables climáticas y ambientales preponderantes en el pasado, hacen que en la investigación paleoambiental se recurra a la determinación de ‘proxies’, o señales ambientales, que quedan registradas en los denominados archivos ambientales.

Las señales ambientales

Una señal ambiental podría definirse como una variable secundaria que, de manera indirecta, nos permite inferir una variable primaria que, de otro modo, sería imposible de determinar. Por ejemplo, no es posible emplear un termómetro que nos permita saber la temperatura en el período Romano, pero la preponderancia de granos de polen y semillas de especies vegetales termófilas permite inferir que en el Período Romano la temperatura en Europa occidental era mayor que en la actualidad.


Las señales ambientales pueden dividirse en dos grandes categorías: bióticas y abióticas, y permiten inferir una serie de procesos ambientales diversos.

Señales bióticas

Las señales bióticas son aquellas relacionadas con la presencia o abundancia de algún organismo vivo. Entre las señales bióticas estarían macrorestos vegetales (macrocarbones, semillas, o anillos de árboles) y restos vegetales micro como los granos de polen, esporas, semillas, microcarbones, tecamebas o fitolitos. También se consideran señales ambientales bióticas los restos de diversos tipos de animales así como el material genético de seres vivos que puede quedar depositado y preservado en determinados ambientes. Con relación a los restos animales, cabe destacar por su importancia en arqueología ambiental, el papel indicador de algunos insectos y conchas de moluscos.

Señales abióticas

Las señales abióticas corresponden a la presencia de propiedades físico-químicas, tanto en matrices inorgánicas como en matrices orgánicas. Por ejemplo, la presencia de tefras, indicadoras de erupciones volcánicas o líneas de piedras, indicadoras de procesos erosivos serían señales abióticas. A partir de la composición elemental de determinadas matrices pueden inferirse procesos de paleocontaminación atmosférica metálica (por Plomo, por ejemplo) o procesos de erosión (en base a la presencia de elementos litogénicos).